APRENDER DEL PASADO

APRENDER DEL PASADO


Es bueno recordar en qué gastó nuestro dinero el anterior gobierno de Rodríguez para saber por qué estamos como estamos.


Mientras en España subían las cifras de paro los socialistas repartieron subvenciones como quien reparte caramelos:


Casi 300.000 euros para la mejora del comportamiento de los hipopótamos en Guinea-Bissau.
Promover la igualdad de género en 31 aldeas de la provincia de Mondulkiri, en Camboya, 349.032 euros.
Iniciativa de ecoturismo y desarrollo rural en la provincia de Tetuán, Marruecos, 79.800 euros.
Contribución a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres de Kayes, República de Mali, 170.000 euros.


Diversificar la dieta de 200 familias mestizas y mayas de las etnias Chorti y Xinca de 20 comunidades de Chiquimula y Jutiapa, en Guatemala, 353.270 euros.
Creación de radios comunitarias con enfoque de género en Camboya, 282.756 euros.
Promoción del crecimiento económico a los más vulnerables al cambio climático en Nicaragua, 298.449 euros.
Estudio sobre la gaviota corsa en el Mediterráneo, subvencionado con 22.000 euros.


Educación contextualizada de los pueblos indígenas aimara y urus, 323.437 euros.
Subvención a una película sobre cine homo-lésbico, financiado por las Comunidades de Andalucía y Castilla la Mancha, en donde se ve la felación de un Guardia Civil a un terrorista de ETA, 122.000 euros.


Para el estudio sobre la genética de la lenteja en Mauritania, 28.000 euros.
Para gays y lesbianas en Zimbawe, 40.000 euros.
Para un teléfono para  hombres, que promueva otra masculinidad, 1.400.000 euros.
Para un estudio del mapa del clítoris, 26.000 euros.


Para nutrición infantil en el mundo (no en España) 500 millones de euros.
En la iniciativa de Rodríguez "Alianza de Civilizaciones", 7.500.000 euros.
En el famoso plan E, que sólo sirvió para hacer piscinas, carriles bicis, césped artificial y cosas similares, 5.000 millones de euros, 30 de los cuales se gastó en los carteles que lo anunciaban.
Así podríamos seguir enumerando hasta el infinito.


Y si unimos todo esto a las numerosas subvenciones a los sindicatos, a la patronal y al que pasara por allí, lo verdaderamente sorprendente es que sigamos funcionando como país y no nos hallamos hundido del todo en la miseria.