LOS IMPUESTOS MÁS ALTOS

LOS IMPUESTOS MÁS ALTOS


Con esta última subida de impuestos, España se sitúa a la cabeza entre los países que sufren mayores impuestos directos de la Unión Europea. La subida en forma progresiva del IRPF que acaba de aprobar el Gobierno, subiendo los tipos entre el 0,75% y el 7% a las rentas del trabajo y un aumento de hasta el 6% a las rentas del capital, a partir del 1 de enero de 2012, nos ponen sólo por debajo de Suecia y Bélgica en Impuesto sobre la Renta, es decir pasamos a ser los terceros de Europa en los tipos de Impuesto sobre la Renta cuando antes estábamos en el undécimo puesto. Estamos ahora en un 52%, cuando la media de la Unión Europea de los 27 es del 37,1% y la de la zona euro del 41,8%. 


Se aumenta pues la fiscalidad directa ¿y qué se ofrece a cambio?, probablemente una subida del IVA en un futuro no muy lejano, a más tardar en cuanto pasen las elecciones andaluzas, y encima condecoran a los que nos han llevado al desastre, lo que suena a "hodie mihi, cras tibi " y da mucho que pensar, cuando lo que habría es que llevarlos al juzgado a que rindieran cuentas de sus dispendios con el dinero público. 


Las medidas drásticas no deben caer siempre del lado más fino de la cuerda porque puede romperse violentamente. Coincidiendo con el comienzo del año han anunciado subidas del agua, del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), de los autobuses, de sellos y envíos de Correos, y esto no es más que el comienzo, porque ya se rumorea sobre el copago sanitario o la suspensión de de la financiación pública de determinados medicamentos. 


Pero no se habla nada de tanta sanidad universal y gratuita para todo el que pasa por aquí, aunque no haya cotizado en su vida, es decir se critica por ejemplo que se baje música de internet porque la cultura debe tener un precio, pero se regala la sanidad alegremente a cualquiera aunque nunca haya desembolsado un euro para ella. Pero esa sanidad resulta que alguien tiene que costearla y, como siempre, los gastos correrán por cuenta de los más débiles que se ven así obligados a costear desde las inseminaciones a etarras al cambio de sexo del primero que lo solicite, como si hubiera barra libre sanitaria. 


Igualmente se notan ya las subidas en los alimentos y cosas de consumo corriente, por ello antes de recortar más de unos ingresos, los de los ciudadanos, cada día más mermados habría que recortar tanta subvención a los sindicatos sin venir a cuento, tanto dinero repartido para cursillos que nadie recibe, tantas embajadas y oficinas como tienen las autonomías abiertas por el mundo, tanto sobresueldo en dietas y comisiones como cobran los políticos. Y suprimir tantos empleos públicos creados para los amigotes de turno con servicios duplicados y triplicados. 


Y la sociedad debe reaccionar. Es incomprensible que en las circunstancias que atravesamos se llene la Puerta del Sol de una masa ingente con pelucas imposibles, papelillos, matasuegras, para tomar las uvas brindando con más alegría que los que celebran haber obtenido el gordo el día de la lotería de Navidad, y lo mismo en el resto de plazas de las mayores ciudades españolas. Es un misterio de donde sale tanta alegría y deseos de celebración mientras nos acercamos a los seis millones de parados, aquí no debería haber más uvas que las uvas de la ira. Hace falta una sociedad civil fuerte, que reaccione y tome las riendas de su futuro si no quiere quedarse sin él.