Maya y su madre junto al cartel que anuncia la pérdida de Lele
Lele era un peluche como cualquier otro que vino de regalo en la canastilla del Hospital, esa que los laboratorios dan a los hospitales para que regalen a las parturientas y se acostumbren a sus productos. Era vulgar hasta que llegó a las manos de un bebé, Maya, que durante sus dos años de vida no ha pasado un sólo instante sin él. Así, ahora el peluche es único. Como cuando la zorra explica en El Principito, que la rosa que cuidas y amas, ya no es una rosa cualquiera, es tu rosa.
Hace una semana que Maya ha extraviado a Lele, desde ese día, según su madre, "ni come, ni duerme ni vive porque ha perdido su alma, que era Lele"
Así que ha puesto carteles en su pueblo l`Eliana para ver si alguien lo ha encontrado y se lo devuelve, porque el peluche es algo que nadie sabrá valorar salvo su dueña, que lo ama.
¡Suerte, Maya!
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