martes, 29 de enero de 2008

CARROZAS DE CARNAVAL

La carroza de la controversia. (Foto; Reuters/ S.Moraes)

Es bueno divertirse y pasarlo bien, y aunque ahora parece que todo el año fuese carnaval, no vienen mal unos días en los que olvidar problemas y cantar a la vida. Pero dicho esto, las cosas serias y dolorosas no son las más apropiadas para ser usadas como motivo carnavalesco.

Una carroza con una representación de cadáveres amontonados, pretende salir en el Carnaval de Río de Janeiro representando el Holocausto judío. Naturalmente antes del desfile ya se ha desatado la polémica y aparte de la comunidad judía, muchas personas sensibles han protestado. No parece nada apropiado tratar un tema tan doloroso, en el que tantas personas perdieron la vida, que causó tanto sufrimiento, en medio de bailes, risas y chicas ligeras de ropa.


Parece que el tema del Carnaval de este año es el horror y lo espeluznante, pero aquél no fue un horror de broma o de película, fue un horror desgraciadamente verdadero y algunos de los supervivientes, a pesar de los años transcurridos, nunca lo olvidarán. 


Por eso debe exigirse un poco de respeto hacia aquella tragedia, porque la Humanidad aún siente vergüenza y precisamente mañana, día 30 de enero se cumplen 75 años del Día de la Vergüenza. El día 30 de enero de 1933, a las 11,30, Paul von Hindenburg, Presidente de la República Alemana, nombró canciller, jefe del Gobierno, a Adolf Hitler. En unos meses, Hitler y su partido, el NSDAP, conocidos como los nazis, tomaron el control del Estado y de toda la sociedad a través de cambios en las leyes y utilizando la violencia política contra sus oponentes. Todas las libertades democráticas y los derechos civiles se eliminaron. Alemania se convirtió en una dictadura con un sólo partido.


Recordemos que fue la crisis económica mundial iniciada con la quiebra de la Bolsa de Nueva York a finales de octubre de 1929 la que había sacudido a Alemania de lleno. El paro y la depresión cooperaron para que Alemania entrara en una grave crisis política. Los votos nazis no fueron de los parados, que votaron a los comunistas, fueron de las clases medias, de los pequeños empresarios, de los pequeños y medianos dueños de tierras. Pero el triunfo de Hitler no fue por los votos, que no fueron suficientes, sino por acuerdos entre los grupos políticos, los militares y los terratenientes.


Los frutos que dieron aquéllos acuerdos se vieron muy pronto, masacres, guerra, destrucción, intento de aniquilación de toda una raza. En resumen, nada que pueda celebrarse durante un carnaval.

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