sábado, 19 de enero de 2008

LO TUVO TODO Y TODO LO PERDIÓ

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Cuando fue campeón

Ha fallecido Bobby Fischer, el genio del ajedrez. Tuvo una infancia muy difícil, sus padres se divorciaron cuando él tenía sólo dos años, parece, según rumores que hubo, que su padre legal no era el biológico.

Estos problemas familiares hicieron de él un niño intratable y un joven airado al que no soportaban en el colegio el resto de los compañeros. Pero con quince años ya era un genio del ajedrez, su CI era de 182, como Einstein, y a partir de ese momento le dio mucho al ajedrez, sobre todo en aperturas y finales y fue responsable de que el ajedrez se popularizara a nivel mundial en vez de estar recluido en la Unión Soviética de la época.


En 1972 tenía que disputar el título mundial de ajedrez contra el ruso Spassky en Reikiavik, pero las exigencias de Fischer fueron tales que estuvo a punto de no disputarse. Henry Kissinguer, tuvo que intervenir según cuentan, porque EE UU deseaba ganarle a los rusos como fuera, recuerden que eran los tiempos de la llamada "guerra fría". Fischer perdió la primera partida y faltó a la segunda. Al final, jugaron las partidas solos en un cuarto, sin público ni cámaras para que nada le molestase en su concentración. Así se jugaron las 21 partidas más memorables de la historia (20 porque no se presentó a la segunda, como hemos dicho). Ganó siete, perdió tres y hubo 11 tablas. El título era suyo.


Pero tres años después se negó a jugar con el aspirante Karpov y la federación le quitó el título. Desde ese momento no jugó más, no concedió entrevistas y desapareció, hasta aparecer más tarde como partidario de un grupo religioso de esos extraños que esperaban un Apocalipsis cercano. Perdió todo el dinero ganado y empezó a parecer un vagabundo.


En 1992 reapareció para crearse un nuevo problema, le propusieron volver a jugar con Spassky, pero Yugoslavia, donde debía jugarse, estaba bajo el embargo estadounidense y sanciones de la ONU. EE UU le amenazó con 10 años de cárcel, pero Fischer, siempre conflictivo, dijo que no le importaba, jugó y ganó. Se llevó tres millones de euros pero no pudo volver a pisar suelo norteamericano. Se marchó a Filipinas donde se casó y tuvo un hijo, pero fue detenido en Japón porque su pasaporte estadounidense estaba caducado y no le permitían renovarlo, carecía de patria. Sólo Islandia se atrevió a darle la ciudadanía y allí ha vivido estos años, lejos del ajedrez y lejos de todo, sumido en un mundo de locura que cada vez se hacía más patente, al final, su cerebro le ganó la partida a los 64 años, curiosamente, como 64 son las casillas del ajedrez.

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