sábado, 10 de abril de 2010

COMO ELEGIR EL VINO MÁS ADECUADO PARA UNA COMIDA


COMO ELEGIR EL VINO MÁS ADECUADO PARA UNA COMIDA

No es esta una cuestión baladí, teniendo en cuenta que de esta elección va a depender el éxito de nuestra comida y que el vino puede realzar o estropear los sabores de los alimentos, por ello deberemos buscar una armonía entre ambos.

Un excelente vino puede no ser el mejor acompañamiento para un plato, por ello, cuando riman bien entre sí, hablamos de "maridaje".

La complejidad de matices, de sabores y aromas que acompañan a un vino, hacen que debamos meditar bien qué combinaciones vamos a establecer cuando planeemos una comida.

Ciertos vinos y alimentos se han "enamorado" a través del tiempo, estableciendo duraderas alianzas que todos reconocemos como especialmente acertadas. Un buen ejemplo de ello es ver como encaja el marisco con un Albariño o los "pescaítos fritos" con los finos de Jerez.

Aunque hay una regla básica que indica maridar las carnes con vinos tintos y los pescados con blancos, tampoco es cuestión de tomarla al pie de la letra. Porque habrá pescados contundentes, como el atún o el salmón, que podremos combinar con algunos tintos. O los ahumados, que armonizarán muy bien con un cava.

La mejor regla es que el sabor del vino y de los alimentos armonicen entre sí, sin que ninguno destaque sobre el otro.

Las carnes de caza, el jabalí, el venado, necesitarán de la compañía de un tinto con cuerpo y potencia. También las carnes en salsa piden un vino tinto de mucho cuerpo.


Para los entremeses va bien un vino joven, un fino, una manzanilla, o un cava.


Para el pollo u otra ave con salsa clara, un Chardonnay blanco puede combinar bien. Pero si el ave va acompañada de salsa ocura y fuerte, mejor un tinto.

Los quesos, según su grado de madurez, pueden combinarse con tintos ligeros, blancos de barrica o, los quesos muy fuertes, incluso con blancos dulces.

Para los arroces van muy bien los rosados o tintos ligeros, aunque un arroz al curry o un tipo de comida picante, armonizaría muy bien con un blanco seco.

Para las carnes blancas son ideales los tintos con poco cuerpo.

Los postres pueden ir muy bien acompañados de un Oporto, un Pedro Ximenez, un oloroso dulce, o un Moscatel. 




En general los vinos blancos se sirven fríos, aunque un vino aromático es mejor que no esté excesivamente frío o perderíamos la posibilidad de apreciar ese aroma, y no se descorchan hasta el momento de servir. Los tintos suelen servirse a temperatura ambiente, siempre que la temperatura ambiente sea menor de 25º, porque en Sevilla, con 43º a la sombra, la temperatura ambiente sería terrible, y se descorchan una hora antes de servirse en la mesa.
 

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