lunes, 12 de abril de 2010

A LA BÚSQUEDA DE LA INMORTALIDAD: EPHRATA

A LA BÚSQUEDA DE LA INMORTALIDAD: EPHRATA

A la abrupta y solitaria Pennsylvania de mediados del siglo XVIII, último refugio de múltiples religiones, fue a parar el alemán Johann Conrad Beissel, hombre de gran carisma que se había formado en las corrientes teosóficas y rosacrucistas de la Alemania de finales del siglo XVII.

Creó una comunidad utópica e instaló la primera imprenta de los EEUU, en la que imprimió los primeros himnos y partituras musicales y se dedicó a implantar una peculiar forma de decoración artística, basada en la caligrafía medieval alemana que se conoció con el nombre de Fraktur, es decir lo que hemos entendido por letra gótica de toda la vida.

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También se dedicó a prácticas alquimistas, en la búsqueda obsesiva de la inmortalidad. Sus doctrinas se basaban en parte en las del místico alemán Jakob Boehme (1575-1624) a través de la Philadelphian Society, fraternidad de origen inglés que practicaba las doctrinas de Boehme y que fue creada por la viuda Jane Lead (1623-1704). La secta defendía la importancia de las visiones místicas, la prohibición de las relaciones sexuales y el rechazo de la procreación, solamente valía el "nacimiento virgen", el del alma engendrada por la Sophia o Sabiduría Divina.

Cuando Beissel emigró a EEUU, por ciertos conflictos que tuvo con las autoridades de Heidelberg, fundó allí su propia comunidad, la Epharata Cloister, primera comunidad religiosa norteamericana.

http://cache.virtualtourist.com/4210357-Buildings_of_the_Cloister_in_the_woods-Ephrata.jpg
La organizó en tres órdenes o niveles: la Hermandad de Sión,formada por hombres célibes, las Hermanas de la Rosa de Saron, constituida exclusivamente por mujeres célibes y una tercera congregación de matrimonios seglares.

Los matrimonios seglares eran granjeros y artesanos que mantenían la comunidad puesto que las otras dos órdenes eran orantes y espirituales. Todos vestían hábito blanco. A los nuevos miembros los bautizaban en un arroyo cercano y les imponían nuevos nombres, tales como Manar,Tahel, Zanubia, etcétera.
 

Llegó a contar con más de trescientos miembros, pero tras la muerte del fundador empezó a declinar y perdieron el interés por la vida contemplativa y privada de comodidades materiales y acabaron incorporándose a la Iglasia del Séptimo Día Alemana y Baptista que usó los edificios construidos por Beissel hasta 1934.

File:Beissel Hymnal.jpg
Estos edificios, típicos de la Alemania medieval, recuperados ahora como edificios históricos por el Estado de Pennsylvania, convierten aquella comunidad restaurada en un lugar único en toda norteamérica, aunque sólo se conserva el edificio llamado Saron, dedicado a las mujeres y se ha perdido Bethania, el dedicado a los hombres. También se conserva la residencia privada de Beissel, los talleres de prensa y carpintería, el cementerio, el anfiteatro, el taller para ritos alquímicos y la panadería, que es uno de los edificios más importantes tanto porque el pan era básico en su dieta como porque el fundador fue panadero en su juventud.


El ritual alquímico comenzaba con la luna llena de mayo y duraba 40 días que transcurrían en medio de ayunos, rezos, bebiendo agua de lluvia y tomando hierbas laxantes. El día número 17 se extraía sangre a los neófictos, se mezclaba ésta con ciertos líquidos desconocidos y la mezcla se administraba en forma de gotas, seis por la mañana y seis por la tarde, aumentando cada día la dosis en dos gotas más hasta llegar al día 32. Al amanecer del día 33 se extraía más sangre a los neófitos y se les administraba los primeros gramos de semilla y el elixir, lo que producía pérdidas del habla, del conocimiento, convulsiones y sudoraciones intensas. Pasado este proceso, se les lavaba y y se les  cambiaba la ropa de cama y la suya personal, y se les administraba un caldo con jugo de  carne y unas hierbas. Al siguiente día, se les proporcionaban los siguientes gramos de semilla y elixir y de nuevo se repetían los síntomas y les subía la fiebre hasta el punto de perder piel, cabello, dientes y uñas, cayendo en una especie de coma. El día 35 los bañaban y el día 36 les daban la última semilla en una copa de vino. Caían entonces en un sueño profundo, durante el cual volvían a crecerle los cabellos, uñas, piel y dientes.


Al despertar, lo bañaban en agua con hierbas, sal y abundante pimienta. El día 39, más elixir, en dos cucharadas de vino. Esta dosis final se llamaba "elixir del Gran Maestro".


Llegado el día 40, el iniciado renacia con su inocencia original y podía llegar a vivir 5.557 años, siempre que cada cuarenta años repitiera el ritual, y siempre con la luna de mayo.


Se supone que la fórmula de la inmortalidad, la de las semillas y el elixir, está guardada en alguna parte del edificio, escrita en alemán medieval. No obstante algo debió fallar cuando todos yacen bajo tierra. ¿O no?.

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