HANS CHRISTIAN ANDERSEN
El hombre que alimentó nuestra imaginación infantil con los mejores cuentos nació el 2 de abril de 1805, en Odense, Dinamarca y falleció en Copenhague el 4 de agosto de 1875. Su familia vivía en la mayor pobreza, al extremo de tener que llegar a dormir bajo los puentes y mendigar para sobrevivir. La vida era dura en aquella época y sus padres, un zapatero constantemente enfermo y una lavandera, apenas conseguían trabajo para ir tirando.
En 1816 murió su padre a los 33 años y él se vió obligado a abandonar la escuela, aunque siguió leyendo todo libro que caía en sus manos.
El joven Hans Christian intentó ser cantante de ópera, sin lograrlo y también estudiar danza clásico, sin éxito. Al final el rey Federico VI lo envió a una escuela donde consiguió estudiar Gramática.
Llegó a la Universidad e intentó escribir poemas, incluso alguna obra de teatro, libretos de opera y alguna novela y libros de viajes, que pasaron sin pena ni gloria. Fueron sus cuentos de hadas los que cimentaron su fama de escritor. Fue muy aficionado a los viajes y se enamoró en muchas ocasiones, pero el éxito no le acompañó ni con las mujeres ni con los hombres. De hecho algunos estudios literarios modernos han llegado a la conclusión de que en muchas de sus obras hay cierto homoerotismo larvado como consecuencia de su homosexualidad reprimida.
Andersen se volcó en sus cuentos para niños de los que llegó a escribir más de 150, y ellos han hecho que su fama sea universal e indestructible. El patito feo, La reina de las nieves, El sastrecillo valiente, Las zapatillas rojas, La sirenita, El soldadito de plomo, Las habichuelas mágicas, El traje nuevo del Emperador, y tantos y tantos otros han hecho que nunca podamos olvidarle, porque son relatos sencillos, llenos de ternura, de un estilo directo y comprensible para todos.
2 comentarios:
¡Cómo me gustaban los cuentos de Andersen! Tenía un libro gordísimo que en vez de leer devoraba!
Espero que hayas pasado una feliz Semana Santa.
Besitos
Hola, Carmen, me alegra que este artículo te haya traído tan buenos recuerdos de infancia.
La Semana Santa ha transcurrido muy bien, gracias, espero que también la tuya.
Un gran abrazo.
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