jueves, 8 de noviembre de 2007

LOS PELIGROS DE LA DROGA


Un chico de 25 años llegó un día al Hospital Universitario de California del Sur, en Los Ángeles, con el paladar perforado. Llevaba ya así más de un año y comer era un martirio porque la comida se le escapaba de la boca a la nariz. Preguntó a los médicos si podrían reconstruirle el paladar. Llevaba cinco años de adicción a la cocaína, los médicos le advirtieron que no valía la pena operarse si pensaba seguir con la droga, dijo que hacía casi un año ya que no la tomaba. La droga lleva a la muerte de los tejidos con los que entra en contacto, al ser vasoconstrictor y privarlos del riego sanguíneo.
Lo del tabique de platino de que tanto se habla, no es más que una leyenda urbana, según José María Palacios, cirujano plástico del Centro Médico Teknon, de Barcelona, porque no serviría, es necesario reconstruir el tabique con tejidos y forrarlo con mucosa para que el paciente recupere una nariz funcional. Recuerda el caso de una mujer que perdió el tabique nasal y el tejido que separa los orificios de la nariz, de manera que quedó con un sólo orificio monstruoso.
Sin llegar a estos extremos, el paciente de California también tenía dañado el tabique nasal, además del paladar, los médicos tenían pensado reconstruir ambos en el quirófano. Pero cuando llegó la fecha de la segunda cita, el paciente no se presentó. Nunca más volvió a pedir hora.

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