martes, 13 de abril de 2010

EL DÍA A DÍA FEMENINO EN AL-ANDALUS


EL DÍA A DÍA FEMENINO EN AL-ANDALUS

 Ha suscitado gran interés entre los historiadores la labor diaria de la mujer en Al-Andalus y cómo accedieron a cargos de prestigio en un momento en que en el resto del mundo la mujer carecía por completo de libertad.

En Sevilla dos mujeres son citadas como importantes jurisconsultos, conocedoras a fondo de la ciencia del Derecho y que incluso escribían obras sobre él. Otras son citadas como notarias en Córdoba, e incluso hubo alguna jueza.

Otras llevaban vida ascética y se dedicaban al misticismo. Algunas ejercieron como médicos, sabias, expertas en lógica, filósofas, arquitectas, técnicas de astrolabio, intruídas en geometría y nivelación, astrólogas, expertas en literatura, métrica y caligrafía.

Por supuesto, en otras capas sociales también participaban las mujeres. En el medio rural, sembraban, segaban, cuidaban las plantas, y recolectaban. También esquilaban, preparaban la lana, trabajaban el lino, hilaban, hacían tejidos y alfombras y vendían productos agrícolas y ganaderos en los zocos y mercados, molían el trigo y lavaban la ropa, según atestiguan las crónicas de la época. Y en el medio urbano participaban en subastas, había lavanderas, peluqueras, artesanas de la seda, plañideras, maestras, echadoras de cartas, las que se dedicaban a la Rasodomancia, Tiromancia, Taseomancia, Piromancia y todas las artes adivinatorias, cantoras, poetas y artesanas de muchos pequeños trabajos, incluído el de hacer perfumes.

Una vez llegadas a la mayoría de edad, las mujeres tenían derecho sobre sus bienes con total autonomía para gestionar sus negocios, bienes, hacer transacciones y todo tipo de actividades económicas sin estar obligadas a ninguna tutoría parental, ni siquiera la conyugal. Y en caso de constituir algún tipo de asociación con su marido, era habitual acudir a un notario para suscribir un documento con todas las precisiones necesarias.


En Sevilla las mujeres dispusieron de una Administración Jurídica propia, especializada en el Derecho Femenino. Además para consolidar la posición femenina en la sociedad era costumbre que el novio entregara a la futura esposa como dote, propiedades inmobiliarias, locales comerciales, etcétera. Y el padre de la novia ofrecía los regalos del ajuar, no sólo la ropa sino también muebles y objetos para la casa.
Además se estipulaban determinadas claúsulas por ambas partes, que eran válidas durante toda la vida. La virginidad no figuraba como asunto importante para contraer matrimonio, aunque sí su estado social, soltera, divorciada o viuda.


Las mujeres se maquillaban, adornaban y perfumaban, se depilaban y pintaban tatuajes. Iban a los baños o bajaban al río con total tranquilidad.


También se conocen casos de lesbianas y claro, de homosexuales (divididos estos en al-qutama y al-mujannathin, según el tipo), y había cortesanas, rameras y alcahuetas. Y todos convivían en libertad, paseaban, asistían a espectáculos y fiestas, mezclándose unos con otros sin el menor problema social.

Mientras tanto, en el resto de Europa, la mujer era eternamente menor de edad y pasaba del poder del padre al de su marido, la gente no se bañaba, las calles y las casas estaban sucias y llenas de mugre y piojos, sin que la mujer tuviera acceso a la enseñanza, al trabajo remunerado ni al poder. No podían llegar a la cultura ni a la actividad social o cívica, era una sociedad machista que las proscribía y las consideraba objetos pasivos y casi inexistentes. Y las pocas intelectuales que lograron sobrevivir, fueron silenciadas por la historia.

2 comentarios:

canela988 dijo...

Hola, hace tiempo que soy seguidora de tú blog pero casi siempre paso con poco tiempo y hoy que no tengo prisa, me estoy deleitando con su contenido en especial este que es de lo más interesante, sí muy interesante.
Un cordial saludo desde Barcelona.

Ishtar dijo...

Gracias. Es en verdad un periodo muy importante de nuestra historia y del que la mayoría de la gente conoce muy poco, por eso debemos difundirlo.
Saludos.