lunes, 12 de abril de 2010

TERTULIAS LITERARIAS EN AL-ANDALUS


TERTULIAS LITERARIAS EN AL-ANDALUS

Eran tradicionales las reuniones para recitar, narrar, cantar, oír música o escuchar a los poetas improvisar sobre la marcha, retándose unos a otros.

Estas reuniones o tertulias eran muy estudiadas previamente hasta en el menor detalle para que todo saliera perfecto, se enviaban invitaciones en verso y se celebraban en mansiones privadas, jardines o casas de campo, de nobles o familias adineradas, o incluso en barcas por el río Guadalquivir, iluminadas con velas y llenas de guirnaldas de flores, se trataba de gozar del placer de la belleza hasta que el tiempo pareciera detenerse.

Las tertulias se acompañaban siempre de un banquete con los productos más selectos y, por supuesto, corrían los mejores vinos a pesar de las normas coránicas, de hecho había un tipo especial de poema, la jamriyya, dedicado al vino.

En estos poemas se encuentra todo un léxico especialmente dedicado al vino, desde el tipo de vasijas, copas simples, o cinceladas y esmaltadas, cubiletes de metal, botellas y recipientes especiales. La costumbre de como servir el vino era diversa, o bien cada comensal tenía su propia copa que una esclava o un copero (en algunos casos había mujeres disfrazadas de hombre para servir el vino, por creerse que tenían más éxito los efebos), iba llenando conforme se vaciaba, o también al estilo griego había una gran crátera en forma de campana de donde se iba escanciando en las copas por medio de un cucharón. El vino podía contener frutas y especias, como las sangrías actuales.

Además del tema del vino, las poesías tocaban sobre todo temas amorosos, incluso abiertamente sexuales, pues la poesía erótica era muy apreciada. 


Los comensales estaban echados o sentados sobre cómodos cojines que se situaban sobre espesas alfombras y con mesitas bajas al lado, para situar los alimentos y poderlos tomar comodamente. En las paredes colgaban hermosos tapices. Abundaban los pasteles de carne y empanadas, la carne se mezclaba a menudo con frutas, pasas y verduras. Siempre había aguamaniles con agua perfumada con agua de azahar o agua de rosas para enjuagar las manos. Se utilizaban mucho en la cocina las especias y las hierbas aromáticas, las mezclas de sabores dulce y salado, o agridulce. Y se alternaban los platos con refrescos y bocaditos dulces. Primero las entradas frías, luego las sopas, seguidas por las carnes y platos de aves, muchas veces sazonados fuertemente a la vinagreta o al garum, siempre sobre manteles de hilo y con preferencia por las copas de fino cristal sobre las de metal.


Los panes eran muy diversos, los había de de avena y genjibre, de nueces y dátiles, de pasas y almendras, de comino, de alcaravea, los de pita para rellenar, los panes trenzados, dulces o salados, pan sin levadura con el que se envolvía carne para asar y, el mejor de todos, que se tomaba en verano, el pan de uvas, pasas, piñones y azafrán. Cuando hablamos de azafrán nos referimos a las aromáticas hebras de la rosa del azafrán, naturalmente, no de colorantes amarillos como los que se ven ahora, sin sabor a nada.


Las berenjenas, cocinadas de múltiples formas eran muy apreciadas. Y un curioso vino de azucenas, usado para hacer una buena digestión. Eran también muy populares los jarabes, de tomillo y limón, de hierbabuena, de manzana o de horchata.


El aceite de oliva era usado para todo y se obtenían diferentes clases dependiendo del tipo de aceituna y la presión a las que eran sometidas. Además se extraían otros aceites del sésamo, los piñones, las almendras, la mostaza, etcétera.


Se hacían turrones, mazapanes y tortitas hojaldradas, rellenas de dátiles y almendras. También fabricaban otros dulces aromatizados con violetas, naranjas, rosas frescas o jazmines.


En resumen, la gastronomía participaba como una más de las bellas artes,  y se buscaba el placer y la armonía en cuanto se realizaba.

2 comentarios:

canela988 dijo...

Hola, me encanta este periodo de Andalucía la entrada es muy sugestiva e interesante. Recientemente he releído El Mozárabe de Jesús Sánchez Adalid no sé sí lo has leído es francamente ilustrativo o representativo de esa época, donde hace hincapié precisamente en cómo era la vida en Córdoba. Creo es un libro imprescindible para todos los que visiten Córdoba por primera vez y así poder imaginar el esplendor de esta ciudad en ese periodo de la historia.
Un cordial saludo desde Barcelona.

Ishtar dijo...

Celebro que te guste el artículo.
El Mozárabe es una novela histórica muy importante, que no sólo nos pasea por la Córdoba de los califas sino por los lugares más interesantes de la época en Europa y las alianzas entre religión y política.
Saludos.