sábado, 10 de abril de 2010

WALLADA, POETISA ANDALUSÍ

WALLADA, POETISA ANDALUSÍ

Adelantada a su tiempo, sensible y amante de su libertad, así fue Wallada Bint Mustakfi, nacida en Córdoba en el año 994, cuando Al-Andalus era un milagro detenido en el tiempo y el espacio, donde la cultura, el arte y la belleza descollaban sobre todas las cosas, siendo un momento histórico de esplendor irrepetible.

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Era Wallada (su nombre significa "la que ilumina") hija del califa Omeya Muhammad Mustafki, llegado al trono cordobés tras luchas e intrigas, asesinando a Abderramán al Muztazhir cuyo reinado duró escasamente siete semanas, y de una esclava cristiana que fue a instruirse a Medina al Zahara. Recibió Wallada una educación amplia y exquisita en materia intelectual, además su hermosura, ojos azules, piel clara, cabellos rojizos por la henna, la hacía destacar en la corte. Su padre murió dos años después, asesinado a su vez, dejando tras de sí fama de crueldad y vileza.


Era además una época en la que la mujer gozaba de libertad, sobre todo las solteras o viudas, no estaba supeditada al hombre como vemos en los países islámicos actuales. Y la poesía era muy valorada, incluso se hacían en la corte juegos de improvisación de poemas, generalmente satíricos, resultando ganador aquél que mejor versificaba.

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Perdió a su padre con tan sólo 17 años y a los 20 conoció a su gran amor, el noble e intelectual Ibn Zaydum, nueve años más joven que ella, con quien vivió unos amores tormentosos, llenos de celos y poemas que iban y venían entre ellos. Con el dinero atesorado por su padre, Wallada abrió palacio en Córdoba, donde instaló un salón literario que rápidamente se hizo famoso y donde daba clases a hijas de familias adineradas de la corte, instruyéndolas en versificación, música, canto y artes amorosas.

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Wallada iba sin velo por la calle, envuelta en túnicas transparentes y en la orla de su manto llevaba bordados sus propios versos, generalmente eróticos. Ella se consideraba tan libre en el amor que recogió a una esclava de la calle, Munya, la compró, educó y enseñó a versificar y convivió con ella hasta que esta la abandonó. Pero en cambio no perdonó a Ibn Zaydum sus amores con amantes masculinos y llegó a escribir en unos versos que si las palmeras tuvieran falo, él sería pájaro carpintero.


Lo abandonó y se enamoró del hombre más importante de Córdoba en aquél momento, el visir Ben Abdús, enemigo personal de su antiguo amante, al que privó de sus bienes y acabó encarcelando.


Cautivo Ibn Zaydum, le escribió a Wallada sus mejores versos de amor, pero ella jamás consintió en volver a verlo. Incluso una vez libre, deambulaba como un loco por las calles buscándola, implorando su perdón, pero ella permaneció oculta a sus ojos.


Wallada vivió hasta más allá de los 80 años sin haberse casado nunca, muriendo probablemente el mismo día en que los almorávides entraron en Córdoba, fecha que marcaría el declive de Al-Andalus.

1 comentario:

canela988 dijo...

Hola estoy gratamente sorprendida, hacía tiempo que no pasaba por tu blog y me estoy cultivando con todo este material que tienes sobre personajes tan magníficos de la época andalusí .Mis más sinceras felicitaciones por el contenido del blog. Hoy no dispongo del suficiente tiempo para mirar todas las entradas, pero prometo hacerlo.
Un saludo.