domingo, 10 de febrero de 2008

ESAS COSAS QUE OCURREN A VECES

Portal de la casa donde sucedieron los hechos

Una muerte es siempre algo terrible, más aún si esa muerte es la de tu mejor amigo y si la muerte se produce por jugar con un arma que en ese desafortunado momento empuñabas tú.
Esa es la situación de un joven de 23 años y el suceso que ha conmocionado la urbanización donde vive, La Moraleja.
La víctima, Jorge, también de 23 años, debía marchar mañana lunes a trabajar a Burgos, era su primer trabajo y se mostraba ilusionado. José María, su mejor amigo, pensó en preparar una fiesta de despedida en su casa, aprovechando la ausencia de sus padres. Primero fueron al cine, vieron una película de Rambo. En ese momento ninguno de los dos sospechaba como acabaría la velada. Después fueron a la casa de José María, cenaron viendo el baloncesto y recordando anécdotas vividas juntos.
Sobre las 05:00 se pusieron a jugar con un arma vieja del abuelo de José María. ¿Jugaban a la ruleta rusa? No se sabe. Jorge disparó dos veces, no ocurrió nada, José María pensó que estaba descargada, según dice, y disparó a su vez, su amigo cayó fulminado de un disparo en el corazón.
Ahora José María está detenido acusado de homicidio imprudente y su madre y su hermana vuelan desde Londres hasta Madrid para hacerse cargo de la situación. Su padre no ha podido ser localizado. José María ha necesitado asistencia psicológica porque se halla completamente hundido, sin comprender cómo pudo pasar.
¿Ha ocurrido así realmente o discutieron por algo? La Justicia deberá decidir. Pero yo recuerdo un caso famoso que ocurrió hace ya muchos años en Portugal, donde entonces vivía el actual Rey de España en vacaciones con su familia aunque estudiaba en Madrid. El Rey, jugando también presuntamente con un arma, mató a su hermano menor. He leído en algún libro que su padre le hizo jurar que el disparo no fue intencionado.
Las cosas son diferentes en la Realeza, ni cárcel ni zarandajas, el hermano muerto fue enterrado y Juan Carlos volvió a estudiar a Madrid. Y aquí paz y después gloria.

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