lunes, 4 de febrero de 2008
VELOS DE ORO
En pleno invierno la naturaleza nos sorprende con esos velos de oro, perfumados, ondeantes al viento, que son las mimosas, los caminos se nos llenan también del oro que el viento arrastra y el jardín entero parece una joya maravillosa y original.
Y bajo algunos árboles, las sencillas violetas desbordan su color y pugnan por alzarse unas sobre otras, como niñas de puntillas que quisieran ver el jardín. En algunas de ellas quedan aún pequeñas gotas del rocío nocturno que les da un aspecto de caritas recién lavadas y curiosas. Y si pones atención en los pequeños brotes que apuntan en las ramas podrás saber que todo el jardín, a pesar del viento, la lluvia que cae a ratos y el frío tempranero, prepara ya en silencio su próxima explosión de olores y color que llaman primavera.
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