viernes, 22 de agosto de 2008

EL DUELO

Gana está llorando, con todo el dolor del mundo lleva sobre su espalda el hijo que ya nunca verá crecer.

Qué tristeza, qué terrible pesadumbre en esa mirada, en ese gesto de abatimiento.
Con cuanto amor, con cuanta ternura lo acuna, aún sabiéndolo muerto, porque ya nunca podrá parirlo otra vez.

A menudo negamos a los animales la capacidad de amar y de sufrir, acostumbrados como estamos a creernos los sabios del Universo, sin embargo cuantas veces pueden los animales darnos lecciones a nosotros de amor verdadero y dolor intenso.
Es el caso de Gana, a quién nadie del zoológico de Münster (Alemania), donde reside, ha sido capaz de quitarle el cadáver de su hijo Claudio desde el pasado 16 de agosto en que murió. Gana necesita realizar el duelo, hacerse a la idea de que su hijo ha muerto.
Los gorilas realizan un complejo ceremonial de duelo ante la muerte y si hay otros miembros de la tribu, acompañan en este ceremonial. Entienden perfectamente lo que significa la muerte y el vacío que deja en el corazón, por eso necesitan tiempo para hacerse a la idea de que nunca más volverán a verle caminar y saltar como antes.

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