Bazar Oriental
Durante siglos las especias fueron no sólo utilizadas para dar más sabor o color a los alimentos sino como parte fundamental de la comida por la que se pagaban precios altísimos.
Podemos englobarlas en dos grandes grupos, el de las que modifican el sabor y el aspecto de los alimentos, como el azafrán y la canela, por ejemplo y aquellas que excitan nuestro paladar,como la pimienta, los chiles, el pimentón.
Pero hay infinitas variedades y a través del tiempo entre las civilizaciones del Mediterráneo y los países de Oriente se fue desarrollando la ruta de las especias, un intenso tráfico comercial. A través de esa ruta, también circulaban el oro y los tejidos porque el ser humano siempre ha amado las cosas exóticas, fuera de lo común, para la comida, el vestuario o el adorno personal.
Por los estrechos y tortuosos callejones de Estambul o El Cairo se perciben los aromas mezclados de múltiples especias, curcuma, cardamomo, cilantro, hibisco, vainilla, alcaravea, azafrán, es un arcoiris multicolor pero también de intensos aromas que se despliegan a nuestro paso, como si toda la cocina de Oriente se arracimara en esos sacos. Porque es desde Oriente desde donde nos llegaron y siguen llegando esos múltiples sabores, sobre todo desde las ciudades que se asoman al oceáno Índico.
A mí me gusta mezclarlas y encontrar nuevos aromas entre ellas, nuevos sabores que de improviso se revelan con fuerza y hacen de un plato simple algo prodigioso.
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