miércoles, 20 de agosto de 2008

LA VOZ GENÉTICA


Hablan de la voz de la sangre, que ya sabemos que muchas veces debe andar ronca, por lo mal que se llevan algunas familias, pero en algunos casos hay una voz genética que va más allá de la sangre misma. Y ese es el caso de estos trillizos del Maresme, a los que ha llegado a visitar el CSI español porque habían leído en la prensa que los tres niños tenían las mismas huellas digitales y el mismo ADN y, creyéndolo imposible, quisieron comprobarlo por sí mismos. Y en efecto, iguales los tres. Un único yo, dividido.
Tienen tres años y 21 días, se llaman Paul, Armin y Hans Kempf Ribas, sus mismos hermanos, Nadja, de seis años y Axel de cinco, los confunden; solamente los ombligos, por ser obra humana lo de cortar el cordón umbilical, los hace diferentes. Pero la naturaleza los ha hecho tan parecidos que si uno llora, los otros, aún lejos, lloran también. El primer diente les salió el mismo día, con una diferencia de horas.
Pero lo más llamativo ocurrió durante una operación de pulmón a la que tuvo que ser sometido Hans, por eso se le ve más delgado en las fotos. Paul y Armin quedaron al cuidado de los abuelos, la operación de Hans duró nueve largas horas y durante todo ese tiempo en que estuvo sedado, los otros dos ni comieron, ni bebieron ni jugaron ni durmieron, su espíritu se hallaba en la mesa de operaciones junto a Hans, hasta que despertó.
Esta misma sincronización actúa con los virus, si uno se resfría, son los tres.
Qué apasionante sería seguir sus vidas, cuando se enamoren, cuando elijan una carrera ¿serán siempre un único yo dividido en tres seres?.

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