viernes, 29 de agosto de 2008

¿QUÉ FUE LO QUE DIJO LA SARTÉN AL CAZO?



Quien me lea con cierta asiduidad ya debe conocer mi predilección por el habla popular y esa sabiduría que nos imparte. Hoy una noticia me ha recordado ese dicho "Dijo la sartén al cazo, apártate, que me pringas". ¿La noticia? Las protestas indignadas de la señora Irati Aranzabal, mujer del asesino José Ignacio De Juana Chaos ( ya saben, se puede cumplir la pena que imponga la Justicia y puede que no sea a gusto de todos, pero lo que no se puede es dar vuelta atrás en el tiempo, así que asesino lo será ahora y siempre, por los siglos de los siglos). Pues dice esta señora en el periódico Gara (diario abertzale, naturalmente) que se sienten "acosados y amenazados" y lo dice en castellano, para que no haya la menor confusión, mira por donde. Y que se sienten víctimas, angelitos, de un "auténtico linchamiento" por parte de algunos periodistas. Hay que hacer hincapié en que la Audiencia Nacional está tratando de localizar, sin éxito, a De Juana para que aclare si es el autor de la carta que se leyó en su nombre, pero de ese tema, Irati, no habla porque no le conviene; ella habla de que se sienten "perseguidos", vamos tan perseguidos están que no da el juez con ellos, pobrecitos. "Unos marcan los objetivos y otros materializan las agresiones", dice la muchacha, refiriéndose a los periodistas, en eso ya se sabe que son unos expertos ellos, los etarras, así que mejor que no vengan con gaitas. Y, graciosa la chica, compara el inicio de procedimiento de embargo contra su vivienda, comprada con el dinero que hubieran debido utilizar para indemnizar a las víctimas de su maridín y situada en un entorno lleno de víctimas de Eta, con las demoliciones de viviendas del estado de Israel.
Qué bueno el chiste de hacerse las víctimas ellos, le falta añadir que las víctimas de De Juana se murieron ellas solas y por su propio gusto, que su marido es un santo varón incapaz de matar una mosca. Pero la cuestión es que si decides casarte con un asesino, por tu gusto lo haces, así que aguanta ahora el desprecio de la sociedad y cuécete y salta, hirviendo en tu propia maldad.

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