Vuelo de meigas
Porcelana de Limoges (Francia)
Sardinas
Yo no sé si recuerdan aquellos anuncios exagerados de la Dirección General de Tráfico en las que un joven repartía sus pertenencias y abrazaba fuertemente a su familia antes de montarse en su coche, por si no regresaba. Eso me viene a la memoria en este verano en el que cuesta tanto trabajo creerse eso de que la aviación es el medio más seguro. Que se lo digan a los 16 hospitalizados por "dolor de oídos" y, supongo, que miedo invencible, cuando el avión de Ryanair de Bristol a Gerona se ha visto obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en Limoges, sin tener el más mínimo interés en sus porcelanas a pesar de su indudable belleza y calidad, por despresurización de la aeronave. Después de la tragedia de Barajas todo el que vuela lo hace con el miedo en el cuerpo y tantos problemas repentinos no ayudan precisamente a la normalización de los vuelos.
Como tampoco ayuda a creer en la inteligencia de la Justicia, de los que se encargan de vigilar que se cumpla, esto de darle a Rodríguez Menéndez una semanita de vacaciones para descansar de la cárcel; tiene miga la cosa, le condenan y luego le dan "descanso" de la condena, y ni siquiera les llama la atención que se lleve de la celda hasta el rollo de papel higiénico, habrán pensado que son cuestiones personales. Pero el caso es que ha aprovechado la semana de vacaciones para poner pies en polvorosa, como era de esperar, que ya anteriormente anduvo huido de la Justicia.
Mientras tanto, las meigas hacen de las suyas y con la crisis vuelve la España de siempre, la España del hambre atrasada, y cuando es el Día del hambriento, digo del Turista en Sanxenso, grandes colas se forman en la plaza de O Mar que llegan hasta la travesía de O Porto, la atraviesan y siguen, a pleno sol desde por la mañana temprano, en espera de que llegue el mediodía y repartan gratuitamente sardinas asadas, pan y vino. Menos mal que el sol gallego es un sol cariñoso y no pega fuerte como en el sur, que si no igual había también víctimas de la sardinada.
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