sábado, 23 de agosto de 2008

LA ESTUPIDEZ HUMANA


Hay por ahí mucho rico de nuevo cuño que, no fiándose de su propio criterio a la hora de seleccionar restaurantes o vinos, fía todo su saber a las diferentes guías o revistas especializadas.
Antiguamente funcionaba el boca a boca, los amigos te hablaban de un nuevo local, que tenía su gracia, que ponía bien de comer, que tenía un experto sumiller, un amable maitre etc..., pero como ahora todos quieren saber de todo, recurren a esas guías o revistas para "aprender" de una ojeada lo que lleva años de cultura gastronómica.
Todo este preámbulo viene a la divertida broma que un crítico de vinos estadounidense ha gastado a la sociedad (de camino, piensa escribir un libro sobre ello,que le reporte ganancias, claro), para demostrar la total falta de rigor de muchas de las guías gastronómicas al otorgar sus puntuaciones.
Robin Goldstein, que debe ser un cínico humorista de mucho cuidado (y lo digo con admiración divertida y sin ningún reproche), se inventó un restaurante en Milán, así como lee, se lo inventó de plano, con su carta de vinos y su menú; y la prestigiosa revista americana Wine Spectator lo distinguió con su premio a la Excelencia.
Un honor, dice la publicación, "para la lista que ofrece una selección acertada de productores vinícolas de calidad, con una correspondencia temática con el menú, tanto en el precio como en el estilo". Ahí es nada.
La fonda L'Intrépido, situada en Milán (inventada por el crítico de vinos), presentaba en su menú de 17 platos, "una divertida amalgama de torpes aproximaciones a la nueva cocina italiana", creados por el también completamente falso chef Paolo Gaggini, y una carta con 250 vinos seleccionados por un también inventado sumiller, Augusto Crazia. Para darle credibilidad a la tomadura de pelo, Goldstein creó una página web, aportó un número de teléfono y remitió una falsa factura, con el nombre del restaurante inexistente, por 170€ de una comida. Todo ello quedó registrado en la solicitud para acceder al premio de la revista. Y el fabuloso engaño quedó impreso en el número de agosto, donde se otorgó el premio a la fonda, así como en la web de la revista, de donde, claro está, ya ha desaparecido toda referencia a la falsa fonda L' Intrepido.
Goldstein desveló el engaño en una convención gastronómica en Oregón (EEUU) la semana pasada y formó el cisco. Los portavoces de la revista defienden su labor, dicen que llamaron al teléfono facilitado y un contestador les aseguró que el restaurante estaba cerrado. La respuesta fue siempre la misma pero no levantó sospechas "por ser verano, podían estar cerrados por vacaciones". Además recibieron un correo del restaurante en el que podía leerse el menú. Pero el engaño de Goldstein era tan bueno que había redactado en un afamado blog gastronómico las impresiones de unos comensales tan ficticios como la fonda.
El engaño estaba servido pero la inconsistencia de las críticas de la revista quedaron aún más en entredicho, ya que algunos de los vinos puntuados favorablemente por la revista habían recibido antes pésimas calificaciones.
En resumen, una divertida historia de verano que pone en tela de juicio las "sesudas" críticas gastronómicas de los iniciados.
Claro que en el fondo todo es puro negocio porque la revista cobra 250 dólares por presentarse a premio y lleva concedidos este año unos 4.000, así que ajusten cuentas y vean lo que lleva ganado.

3 comentarios:

SORGUI dijo...

hola corazon vengo a visitarte ,eres mi prensa particular,muchas gracias sigue asi.besotes

Ishtar dijo...

Pues espero que te hayas divertido tanto como yo con esta noticia, hacía mucho que no me reía tanto. Besos.

SORGUI dijo...

claro que si jajaja ,muchas gracias por tu visita a mi blog y que razon tienes que como era domingo puedo estar un poquito mas en la cocina .besos