UN GOBIERNO FUERTE

Atardecer en Doñana

Palacio del Acebrón, donde mata su abulia el Sultán Rodríguez

Flamencos en Doñana, una de las maravillas que recomiendo ver

Carme Chacón, ministra de Defensa

Moratinos, ministro de Exteriores




Arco iris sobre el Palacio de las Marismillas, en Doñana

Rodríguez en vacaciones

Palacio de Las Marismillas, en Doñana


Soldados españoles en Afganistán

Pretende Rodríguez un Gobierno fuerte, decidido a vencer la crisis, pero lo pretende desde la paz del Palacio de Doñana, disfrutando, él sí, de atardeceres imborrables y paisajes increíbles; porque será Solbes quien acuda al Parlamento y no él, como se había solicitado, para hablar de la financiación, que andan las autonomías a la greña con la financiación y el reparto de lo que no hay y anda María Teresa Fernández de la Vogue en su periplo veraniego anual, ya clásico, de repartir millones de euros cual Reina Maga por los países sudamericanos con la misma alegría que si fueran suyos y España, aletargada por las tardes calurosas del verano, sin darse cuenta de que lo que allá se regala, acá se echa en falta. Que si buscamos pobres, muy cerca los tenemos, no es necesario viajar tanto para hallarlos.
Y vuelven a España soldados que estuvieron meses en Afganistán luchando por un pueblo que ni siquiera es el suyo y no los recibe ni su jefe de división, que está en la playa tan ricamente, disfrutando de sus vacaciones, faltaría más. Y como estos vuelven, se envían otros, y lo mismo, los despide su familia, si la tienen.
Y hay una reunión de la Alianza Atlántica, con motivo de la muerte en Afganistán de nueve soldados franceses (que podrían haber sido españoles), y Moratinos no asiste, el hombre anda de vacaciones también. Y la ministra Carme Chacón, también a lo suyo, sus vacaciones y su niño, claro.
Y se habla de enviar tropas a Georgia con motivo del conflicto con Rusia y en el gobierno nadie rechista, ellos a su veraneo, al fin y al cabo serán otros los que vayan, los de siempre.
Así no hay crisis, está claro, porque para ellos nunca hay crisis, la crisis se ceba siempre en los mismos, en los que menos tienen. Precisamente leemos en estos días en la prensa que a las grandes marcas no les afecta la crisis, naturalmente, los grandes millonarios no se resienten, el que no sabe cómo dar de comer a sus hijos, sí.
Y llegará septiembre y nuevas empresas cerrarán, se abrirán nuevos expedientes de regulación de empleo, muchos empleados se verán en la calle y crecerá el paro, los precios ascenderán a la estratosfera, los padres verán con horror a cuanto asciende la factura de llevar a sus hijos al colegio, pero no pasa nada, aquí estamos en la Alianza de Civilizaciones, en el buen rollito y en el qué buenos somos todos. Que Dios nos coja confesados.