jueves, 5 de junio de 2008

LOS JUECES SE LAVAN LAS MANOS

Sylvina Bassani podría estar viva sin la cadena de errores judiciales que permitieron su asesinato.

La policía investiga los hechos en la casa.

Sylvina y su marido cuando aún convivían.

Del doble crimen de Alovera resulta que no es responsable nadie, salvo el asesino.
El Poder Judicial, como en el caso de Mari Luz, se lava las manos como Pilatos, y aquí no ha pasado nada.
La argentina, Sylvina Bassani sabía que su ex marido quería asesinarla, pidió auxilio a la Justicia, que hizo caso omiso de sus llamadas de auxilio. Durante dos años, su ex marido, sargento del Ejército, la acosó y persiguió sin que nadie tomara medidas. Sylvina, desesperada, se trasladó de Madrid a Guadalajara, huyendo de él. Pero él la encontró, la mató a ella y al hombre con el que convivía y se suicidó, todo esto delante del pequeño hijo de la víctima y el asesino, de cuatro años de edad. Estos hechos sucedieron el pasado 10 de abril.
Sylvina había denunciado más de 20 veces que su ex marido había quebrantado la orden de alejamiento, pero una juez denegó todas sus peticiones, incluyendo la prisión provisional del hombre y que se le realizara una prueba psiquiátrica. Sylvina preguntó también al Ejército si su ex marido conservaba el arma reglamentaria. Ni siquiera le contestaron. Pero la tenía, fue esa la que usó el día que la asesinó.
Ahora dicen, como es costumbre, que la culpa es de una funcionaria que no tramitó a tiempo los escritos de la víctima porque carece de formación jurídica alguna (la funcionaria en cuestión es licenciada en Derecho, como ellos mismos, vamos). Y de todas formas, si la funcionaria es incompetente ¿qué hace allí, por qué le dejaron a ella los casos de violencia de género, precisamente?.
La juez del caso jamás contestó a ninguno de los escritos de Sylvina, que informó que su ex marido merodeaba por su casa, que le pinchó las ruedas del coche, que le robaba la correspondencia del buzón, nada, la juez ciega y sorda a todo. Ahora se encuentra con tres muertos y tampoco reconoce la menor responsabilidad.
Encima la Psicóloga del Juzgado emitió un informe en el que decía a Sylvina que su marido no era un maltratador, que era ella quien debía superar sus conflictos. La Fiscalía incluso había pedido que se archivara la causa.
Las cosas claras, su ex marido fue quien apretó el gatillo, pero todos los que intervinieron en el caso desde la Juez, Fiscalía, funcionaria e incluso Ejército que no retiró nunca el arma, fueron colaboradores necesarios en esas tres muertes y en el trauma de ese niño. Sin su larga cadena de errores, las muertes no se habrían producido.

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