Hayedo de Montejo.
Un equipo de científicos españoles está estudiando la reacción de los pinos y robles al cambio climático. El pino resinero (Pinus pinaster) es capaz de desarrollarse tanto en los suelos secos del centro peninsular como en los húmedos del norte. Esta capacidad de adaptación podría estar expresada en los genes.
Sobre ese tema trabajan actualmente los investigadores del Departamento de Genética de la escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Para llegar a averiguar qué genes en concreto le inducen a sobrevivir en tiempos de sequía han colocado plantas de este pino, de unos 20 centímetros de altura, en cultivos de agua (sin tierra) y le han aplicado un compuesto que actúa como esponja líquida.
El objetivo es ver qué genes expresan las plantas al inducirles la sequía frente a las de control y una vez identificados, comprobar si expresan lo mismo en árboles adultos.
Otra especie que está sufriendo el estrés hídrico es el roble albar (Quercus petraea) en cambio, es capaz de aguantar mejor la escasez de agua y de luz el roble melojo (Quercus Pyrenaica), incluso en zonas de mucha penumbra arbórea se las arregla para sobrevivir y crecer.
El Hayedo de Montejo, en el límite entre Madrid y Guadalajara es uno de los bosques de hayas más meridionales de la península. Su crecimiento es posible gracias al microclima generado por los vientos de aire húmedo que se condensan en las laderas y al paso del todavía limpio río Jarama.
El haya elimina la competencia disponiendo sus hojas en horizontal para captar la máxima luz posible y no deja pasar ni un rayito por lo que debajo de sus ramas es difícil que sobreviva otra especie.
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