miércoles, 2 de abril de 2008

TAMBIÉN LOS PULPOS


Ahora resulta que esos animales tranquilos, todo brazos y piernas, sin huesos, tienen una vida amorosa de lo más agitada.
Quien lo hubiera pensado mientras se come un pulpo a la gallega, pero resulta que sus celos les llevan hasta el asesinato del rival.
Coquetean, se cogen de las manos y hasta "entienden". Sí, algunos machos pequeños nadan con un "estilo femenino" y mantienen ocultas sus bandas pardas propias del macho para poder así hacerse pasar por hembras y conquistar machos.
Todo esto según un estudio de la Universidad de California en Berkeley.

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