martes, 15 de abril de 2008

¿QUÉ NOMBRE LE PONEMOS AL NIÑO?

Marcelino Iglesias, mudo, esperando la bendita palabra que le salve.


Dicen que el Ebro guarda silencio, al pasar por El Pilar y de él deben haber aprendido todos los del PSOE, todos tan calladitos con lo del trasvase.



El Gobierno de Aragón dice que, de momento, no se pronuncia sobre que el agua del Ebro se utilice para Cataluña, que hay que esperar "a ver qué nombre le pone Rodríguez a esa acción". O sea, basta con llamarle otra cosa para que el trasvase no sea un trasvase y entonces, todos contentos. Aquí está muy claro que ningún político ha leído a Shakespeare: "¿qué importancia puede tener un nombre? Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo suave perfume con cualquier otra denominación" (Romeo y Julieta, cito de memoria). Quiero decir que lo podrán llamar como deseen pero será de hecho un trasvase. Y no quiero decir con esto que no sea necesario, incluso urgente para Barcelona, que lo es, lo que quiero decir es que Rodríguez miente más que corre como se dice vulgarmente, porque no solamente Marcelino Iglesias se ha venido oponiendo al trasvase del Ebro, sino que recuerdo las palabras de Rodríguez en Zaragoza el día 1 de marzo en campaña electoral: "Mientras yo sea Presidente, no habrá trasvase del Ebro". Ahí la has clavado, si antes lo dices, antes se demuestra que pensabas justo lo contrario de lo que decías.
Valiente manera de mentir con toda la cara dura del mundo, ahora lo llamarán "aportes de agua puntuales" o algo similar pero es un trasvase y tienen mucha razón Valencia y Murcia en sentirse ofendidas y minusvaloradas porque a Murcia le negaron lo que ahora le van a dar a Cataluña. Y ambas tienen necesidades de agua iguales a las de Barcelona. En fin, esperaremos a ver qué nombre le ponen al "niño".

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