UN PUNTO DE MÁS O UNO DE MENOS

Turquía

Turquía rupestre




El diario turco Hürriyet informa hoy de una historia desgraciada y rocambolesca a cuenta de un SMS y una i.
La falta de caracteres apropiados para el alfabeto turco en el teclado de los móviles provocó una serie de malentendidos que ha acabado muy mal.
La historia comienza con un matrimonio joven, Emine y Ramazan Çalçoban, que decide separarse tras una discusión.
Emine, una chica de sólo 20 años, volvió a casa de su padre, Hamdi Pulas, pero el matrimonio no acabó la relación del todo, seguían la pelea a través de los móviles mediante mensajes SMS.
En uno de estos mensajes, Ramazan, de 24 años, escribió a su mujer "que siempre cambiaba de tema cuando se quedaba sin argumentos", pero, y ahí viene el problema, en los teclados no aparece la "I"turca, que es una i cerrada, que se escribe sin punto. Puesto que no había "I" sin punto, en lugar de escribir "SIkIsInka (cuando te quedas sin argumentos), que ya les vale que esa palabra signifique todo eso; pues el chico escribió "sikisince", lo de la e cambiada por la a no lo han explicado, pero parece que esta segunda palabra significa "cuando te follan". Y allí fue Troya.
En el informe de la investigación, el fiscal explicó que Emine se tomó el mensaje como un insulto y se lo enseñó a su padre. A toda la familia Pulas, que no entendía lo del punto, le debía de faltar algún punto también, pero en el cerebro, porque el padre de la chica telefoneó al yerno para decirle que había mancillado el honor de la familia y había tratado a su hija como una prostituta. El incauto Ramazan decidió ir a casa de su suegro a explicarse. Pero al entrar en la casa se le echaron todos encima y le hirieron a cuchilladas. Como venganza, Ramazan acuchilló a Emine hasta matarla y fue encarcelado por ello, pero se suicidó en la prisión.
Ahora el fiscal exige una condena de 15 años de cárcel para Hamdi Pulas y dos hijas más que intervinieron en la pelea, por el intento de asesinato de Ramazan.
Así que un pequeño punto destrozó la vida de cinco personas, para que después la gente desprecie la ortografía, con los peligros que tiene.