domingo, 1 de junio de 2008

LA EMPERATRIZ DE LA MELANCOLÍA

Ni una sola imagen en la que aparezca una sonrisa, siempre triste, pensativa y melancólica.

Más allá de los maravillosos lienzos de Winterhalter, dicen mucho más de ella las escasas fotografías que se conservan.


Parecía tan hermosa, tan hecha para la dicha y la felicidad, que nadie supo ver que en realidad había nacido marcada por la tristeza y la desesperación.




El carruaje con el que entró en Hungría para ser coronada como Reina, trabajo personal de Sissi para anexionar Hungría al Imperio Austríaco.

Vestido de luto, inverosímil cintura en una mujer que había tenido cuatro hijos; pero es que Sissi, practicamente no comía, salvo líquidos y extractos de carne y cabalgaba y hacía gimnasia hasta extenuarse.

En el Museo de Carruajes, dependiente del Museo de Historia de las Artes de Viena, se ha inaugurado una exposición de carruajes y otros objetos que rodearon la vida de Elisabeth Eugenie Amalie von Wittelsbach, duquesa de Baviera y emperatriz de Austria, más conocida familiarmente como Sissi.
Una mujer rebelde, sensible, probablemente anoréxica, muy culta y con grandes inquietudes sociales, incluso pensaba que el mejor sistema de gobierno era la república.
Toda su vida fue muy desgraciada,casada a los quince años, su suegra la mandaba vigilar y le hacía la vida imposible,porque hubiera preferido como nuera a la hermana mayor de Sissi, Helena, mientras ella añoraba la libertad de que había gozado en su infancia. Medía 1,72 y nunca superó los 50 kilos. A pesar de ser muy hermosa, odiaba las fotos y hay poco material gráfico sobre ella.
Padecía probablemente una grave depresión, nunca diagnosticada, se pasaba los días leyendo, aislada del mundo; obsesionada por la locura de sus dos primos, a los que idolatraba, sobre todo a Luis II de Baviera y sobre ellos escribe en su diario, " a menudo me pregunto cuándo será mi turno" (de enloquecer también).
La vida la marcó con la tragedia, tuvo cuatro hijos, la primera, Sofía, falleció a los dos años de edad. Después vinieron Gisela y Rodolfo, a los que se los arrebataron para darles una "correcta educación palaciega". Solamente pudo estar cerca de la más pequeña de todas, María Valeria.
El resto de su vida, un completo desastre, su marido le era infiel constantemente, su hijo Rodolfo se suicidó, sus hermanos fueron fusilados o murieron en derrumbamientos o ahogados, como si la muerte la fuera persiguiendo hasta que ella misma murió asesinada en Suiza por un anarquista. Curiosamente, después de su muerte, su marido se sorprendió de la gran fortuna que poseía, pues se había dedicado a invertir en acciones cuando casi nadie creía en ellas.

He aquí una página de su diario que revela como llegaba a sentirse en ocasiones:

"Sentí, como entonces, un frío inmenso, un frío que helaba mi cuerpo y mi espíritu, del que sabía que nunca podría recuperarme, y apreté la cara contra la piel del sillón para no ver todas las imágenes que se entremezclaban en mi mente: los ojos tiernísimos de mi madre intentando esconder su pena, los ojos amantes de Francisco ofreciéndome las flores en el cotillón, el día de su cumpleaños, los ojos heridos de Helena, los ojos torvos de mi suegra, los pequeños ojos, aún llenos de miedo, ya suplicantes, de Rudi recién nacido, cuando yo intentaba acercarlo a mis senos para que mamase toda la ternura que me crecía dentro, por las venas, amenazando estallar mi pecho, los ojos de tierra y lluvia de Bay Middleton, que apenas me miraban para no arder en chispas de deseo, los miles de ojos que a lo largo de mi vida me habían vigilado, perseguido y acusado... La vida era un infierno, un infierno de miradas inflamadas, lastimeras, reprobadoras, miles de miradas clavándose en mí, llegando hasta dentro de mi corazón, hurgando en mis tripas, impidiéndome vivir en paz."

Emperatriz de la melancolía, ahora los vestidos y carruajes que usó, podrán ser vistos hasta el 26 de octubre, pero serán meras formas huecas porque en ninguno de ellos se hallará su corazón, atormentado y dolorido.

5 comentarios:

Samabuai dijo...

en donde se exponen sus vestidos?
Saludos

Samabuai dijo...

Por cierto, me olvidé comentarte que eso que pones que es de su diario es imposible. Antes de que muriera le dijo a Ida, su dama de compañía húngara, que debía quemar su diario, cosa que cumplió.
Saludos

Ishtar dijo...

El vestuario y carrozas se exponen en el Museo de Carruajes de Viena, tal y como digo al comienzo.
Respecto al diario, existe, y los poemas que conocemos escritos por ella, pertenecen a ese diario. Saludos.

MolyGalicia dijo...

Pues yo digo que por lo que he leído, el diario si existe, no es por entrar en discusión, la verdad absoluta solo la sabían ellas, pero yo digo que si que existen, y fué una desgraciada, incluso según leí, cuando hacían cenas o comidas de gala, a los comensales les retiraban los platos cuando ellos terminaban de comer, y ella como comía tan poquito al retiralos tan pronto, los invitados siempre quedaban con hambre....pobre. Me ha encantado el artículo,besos 1000

Ishtar dijo...

Gracias, preciosa. Besos.