MÁGICA SAMARCANDA

Cuando yo era niña, soñaba con Samarcanda, ciudad legendaria y mágica por excelencia pues tiene más de 2.700 años, llamada la Perla de la Ruta de la Seda. Esta Ruta era la red de vías comerciales más larga del mundo, en su época de mayor esplendor abarcó más de 8.000 kilómetros, caravanas que unían Asia con Europa, e iban desde la lejana China hasta el mar Mediterráneo. Por esa Ruta, circuló la seda de China, la plata de Irán, las especias y piedras preciosas de la India y sirvió como red de intercambios comerciales y culturales entre el Este y el Oeste.
Samarcanda es una ciudad de Uzbekistán, país situado en la zona que antes se llamaba Tranxoniana, entre los ríos Oxus y Jaxartes y en 2001, la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad.
Es una ciudad de color turquesa, color llamado así por ser los turcos los primeros en utilizarlo en sus construcciones, cúpulas y paredes brillan con ese color, que les da un aspecto extraordinario.
También brilla desde lejos el mausoleo del Gran Tamerlán, emir que llevó al límite las técnicas de construcción de Oriente, siempre exuberante.
La ciudad es como un gran bazar donde conviven las alfombras bordadas a mano con los pañuelos de seda pura. Para comer, lo mejor son los kebabs de cordero y para beber, los deliciosos tés.
Dice la leyenda que Alejandro Magno escondió un tesoro en la ciudad que nunca ha sido hallado.