A PESAR DE LA LLUVIA

La Reina Victoria-Eugenia, invitada por el Marqués de las Cabriolas a tomar una copa en "Er 77", entra a caballo en la caseta.


El inefable "Pepe el Escocés"






A pesar de la lluvia, que ha empezado a la vez que la Feria, que no parece sino que esperaba el momento preciso para asomarse también a gozar de la luz y el color de la fiesta, la gente tiene lo que se llama "ganas de feria". Se huele, se mastica en el ambiente, en las calles, desde hace días. Se han afanado las costureras terminando los trajes y las chicas buscando los adornos que hagan juego con los colores de su vestido, se han cepillado y abrillantado los caballos, cuidados al máximo los adornos de los enganches, terminado de arreglar las casetas, sacado brillo a los cobres que adornan las casetas gitanas de las buñoleras, y puesta a punto la "Calle del Infierno", cuya visita obligada es cumplida penitencia donde las haya debido al polvo, el ruido y la bulla que la recorren de un lado a otro. Ya la gente tiene los planos para saber donde están situadas las casetas de los amigos, que es lo suyo, ir de caseta en caseta como el que va de bar en bar y aprovechar para ver a muchos que no ves el resto del año pero que, indefectiblemente, te encuentras en la Feria, a veces incluso codo a codo, en el mostrador de la caseta pidiendo a la vez pavías de bacalao con una jarra de "rebujito".
Y los mayores, volverán a echar de menos la vieja Feria del Prado y sus personajes inolvidables, "Pepe el Escocés", escocés verdadero que acudía cada año con su faldita, el "Conde de las Natillas", en la vida real José Martinez López, jefe del obrador de la confitería La Campana, y fiel amigo del Marqués de Las Cabriolas, llamado en realidad Luis Martínez Vice y fundador de "Er 77". La Feria que fue y pervive en la memoria, la que es y la que será, se confunden y complementan, triunfan esta semana la alegría y el regocijo y se olvidan los problemas durante unas horas. ¿Hay acaso mejor medicina que la alegría?