¿Cómo recomponer una rosa deshojada, una inocencia rota?
Cuando la pena por algunos delitos es tan corta, casi pareciera que incitan a reincidir.
Hace dos días leíamos en todos los periódicos el caso de un joven de 29 años en Málaga, condenado a cuatro años de cárcel por robar 4 euros. Qué diferencia con esta otra sentencia.
Hoy, leemos que el Juzgado de lo Penal de Móstoles condena a sólo cuatro años y medio de cárcel a un guardia civil que abusó de sus dos hijastras durante más de once años. Una de ellas, Patricia, de 17 años, se suicidó lanzándose a las vías del metro al descubrir que estaba abusando también de su hermana de cinco años. Y en vez de expulsarlo de la Guardia Civil, lo suspenden por tres años, o sea que en cuanto salga de la cárcel, si es que llega a entrar, se reincorpora.
El padre biológico de Patricia se queja, y con razón, de una pena tan baja para unas consecuencias irremediables.
La sociedad debe concienciarse de que esas personas son imposibles de reinsertar y algo habrá que hacer al respecto.
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