martes, 13 de mayo de 2008

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

ANTONIO PUERTA

Hasta dónde pueden llegar los odios y rencillas familiares por el vil metal. Este futbolista, desafortunadamente desaparecido en plena juventud, había elegido como pareja a una mujer mayor que él, que había tenido parejas anteriores, e incluso algún hijo. Pero la eligió él a sabiendas, porque se enamoró de ella. ¿Quiénes son los demás para opinar? Ambos esperaban el nacimiento de un hijo común cuando la muerte se cruzó en su camino.
Cuando se quiere de verdad a un hijo ¿qué puede haber de más hermoso cuando le has perdido que su continuación en un nieto?; volver a ver en sus ojos de niño aquellos que él tenía, recordar sus primeros pasos y sus palabras balbuceantes en las de este niño que lleva su herencia genética, sus rasgos.
Pues no, el odio y la avaricia pueden más que cualquier otra razón, ahora pretenden los padres del fallecido futbolista que se le hagan al niño las pruebas de ADN, sin darse cuenta que en realidad ofenden al hijo muerto pensando de ese modo, queriendo creer que no es hijo suyo, para heredar ellos lo que haya que heredar. Y la toman con el Club donde jugaba porque no les sigue la corriente, porque está dispuesto a ayudar a la viuda a sacar adelante a ese niño aún en contra de la voluntad de sus abuelos.
Si meditamos un poco, el fallo diario es siempre el mismo pecado, la falta de generosidad con los demás, el egoísmo exacerbado que se pone constantemente de manifiesto. Ahora, por ejemplo, en este niño inocente ¿quién puede culparle de pecados ajenos, reales o imaginados? Si amaban a su hijo ¿cómo pueden ser tan crueles con la sangre de su sangre?
Y a mí este drama, que me sabe a galdosiano en el fondo, porque al fin y a la postre ¿qué es la sangre frente al amor y la generosidad? ¿frente a una vida nueva que acaba de llegar a este mundo? Menos amor al dinero y más manos tendidas para dar amor de verdad, para acoger, para abrazar, para acunar a ese niño inocente de todo.

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