jueves, 29 de mayo de 2008

HOY HACE MEDIO SIGLO

Juan Ramón Jiménez adolescente, cargado de sueños.

El poeta ya maduro.


La hermosa Zenobia Camprubí

Época en la que escribe "Diario de un poeta recién casado"

Hoy hace medio siglo que falleció un Premio Nobel de Literatura español, Juan Ramón Jiménez y, aunque parezca mentira, nadie del Ministerio de Cultura lo ha recordado. Luego queremos que los jóvenes conozcan la cultura española y no la conocen ni quienes la representan.
Nació en Moguer, un pueblecito de Huelva, en 1881, en una familia de cultivadores y exportadores de vinos. Su infancia está marcada, como el mismo dice en su poesía, "por aquella casa vieja de grandes balcones". Fue un gran solitario, quizás porque en la España clasista de la época no se le permitiera la mezcolanza social con otros niños de clase inferior e iguales no hubiera; la cosa es que creció solitario y amante de la belleza de las cosas, el mar, las plantas. El amor al mar, le acompañaría ya toda su vida.
Fue a Sevilla a estudiar Derecho, estudios que su padre deseaba hiciese, pero que nunca terminó puesto que empezó con la poesía. Posteriormente iría a Madrid y trabaría conocimiento con Valle-Inclán y Ruben Darío, pero tiene que volver al pueblo, enfermo de melancolía, y por la muerte de su padre que le produce un agravamiento a su depresión.
Desde entonces padecería de depresión grave, sin reconocerlo, y fue internado por su familia en 1901 en el sanatorio suizo de Le Bouscat, en esa época tuvo muchos amores, de los que nutriría su poesía erótica igual que del campo de Moguer había nutrido su primer libro de prosa poética "Platero y yo".
Pero cuando conoció a Zenobia Camprubí, se acabaron todos los amores y ella sola reinó hasta su muerte en el corazón del poeta.
Le concedieron el Premio Nobel el 25 de octubre de 1956, dos días después moría su mujer de lo que entonces se llamaba "el zaratán", cáncer de mama.
Juan Ramón Jiménez vivió un larguísimo exilio, que inició en 1939, tras la Guerra Civil. Vivió en EEUU, Cuba y Puerto Rico, donde falleció Zenobia y posteriormente, hace hoy cincuenta años, él mismo.
Fue un gran poeta, intimista, introvertido, con fama de raro e insoportable como persona, pero a quien Zenobia entendía, soportaba y añadía sociabilidad, porque en realidad a Juan Ramón siempre le acompañó la depresión y la hipersensibilidad. Pero los genios no son entes vulgares, he ahí su genialidad, que ella supo ver antes que nadie. Aunque los diarios de Zenobia, demuestran cuanto le hizo sufrir la relación, pero lo amó lo suficiente para seguir junto a él.

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