sábado, 12 de febrero de 2011

EN EL PODER Y EN LA ENFERMEDAD



 David Owen. Editorial Siruela
Traducción de María Cóndor

EN EL PODER Y EN LA ENFERMEDAD

Interesante libro de David Owen, que trata sobre la interrelación entre el poder y la medicina. Cómo mantener en secreto la enfermedad y cómo destituir a los dirigentes enfermos. 

Owen nació en 1938 en el seno de una acaudalada familia galesa, estudió medicina en Cambridge, una de las mejores universidades europeas, y se afilió al Partido Laborista en 1959. Entró en el Parlamento en 1962 y durante 26 años ha sido miembro de la Cámara de los Comunes.


Tanto sus estudios de medicina como su carrera política se traslucen en este libro, fue Ministro de Exteriores a los 39 años y estuvo en las primeras filas de la política británica durante bastante tiempo. La reina Isabel II le nombró Barón Owen de la ciudad de Plymouth en 1992, y como miembro de la House of Lords, se ha convertido en Lord Owen. Entre 1996 y 2009, ha sido rector de la Universidad de Liverpool. Todo esto le proporcionó un conocimiento de primera mano de lo que es el poder y los estragos que puede llegar a causar en el organismo humano.

La enfermedad en un personaje público, un jefe de Estado, por ejemplo, puede influir en su toma de decisiones. Pero no solamente trata el libro de la enfermedad común, sino la que el mismo ejercicio del Poder causa, la hybris, palabra griega que se aplicaba al héroe ebrio de poder, que deriva del poder mismo.

El libro está dividido en cuatro partes, la primera va de 1901 a 2007, analiza desde las depresiones del presidente americano Theodore Roosevelt siempre enfermo además de asma y de los intestinos; la hipertensión y la arterioesclerosis de Woodrow Wilson, el cáncer de Chamberlain, la enfermedad de John F. Kennedy, adicto a las inyecciones de esteroides y procaina y a drogas de diseño, así como adicto al sexo. Narra también el cáncer de próstata de Mitterrand, la enfermedad secreta del Sha de Persia (cáncer). La depresión severa de Churchill y su insuficiencia de miocardio. Probablemente Ronald Reagan sufría ya Alzheimer durante su mandato. La depresión es la enfermedad más repetida entre los treinta y dos estadistas analizados por Owen.


También acuña el término hybris para describir la enfermedad típica del poder, que él cree que afectó a Bush y Blair y a su influencia en las guerras de Irak y Afganistán, el síndrome del que pierde el contacto con la realidad, lo que aquí llamamos "síndrome de la Moncloa", una autoconfianza excesiva, rechazo a todas las advertencias y avisos de colaboradores y una representación equivocada de la realidad. 


El libro demuestra como a lo largo de los últimos 100 años muchas decisiones políticas han sido tomadas de forma errónea por dirigentes públicos gravemente enfermos.


Aquí tenemos un claro ejemplo en Rodríguez, se ve en la cumbre, puesto que fue escalando desde abajo en el partido, tiene vedado ejercer la duda en público, tras cada colaborador ve acechando un posible rival que trata de moverle la silla, se rodea de mediocres para que no le hagan sombra, no han de faltar quiénes elogien sus errores e incluso los fomenten, se obsesiona con las encuestas y el lugar en el que lo sitúan, no ve ya a personas, sino una masa informe que debe dirigir según sus ideas, pero cuando estas ideas se han demostrado erróneas y se han venido abajo, no ha dudado en aceptar las de Merkel, aunque al día siguiente las cambie de nuevo por presiones de Mas o de los Sindicatos. En realidad hace mucho que no sabe lo que hace ni lo que dice y se nota en sus gestos y en su mirada obsesiva, gestos que muchas veces contradicen a las palabras, porque miente constantemente y marcha a la deriva a golpes de circunstancias que sobrevienen, sin seguir una línea ni una dirección claras y nítidas, diciendo hoy una cosa y mañana la contraria, mudando de criterio como de camisa, con la misma sonrisa fingida de máscara.

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