jueves, 17 de febrero de 2011

HISTORIA DE UNA MUERTE ANUNCIADA



HISTORIA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

Ya no solamente tienen las manos manchadas por todo el dinero que llevan robado, ahora también las tienen manchadas de sangre.

Esta mujer de 37 años asesinada en Málaga había recurrido a la Justicia.

En la sentencia dictada por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Málaga, el pasado mes de julio de 2010, el detenido J.R.C. de 41 años fue condenado a un total de 14 meses de prisión por dos delitos de amenazas graves y uno de maltrato familiar. 

La sentencia declara probadas las llamadas telefónicas a la madre de la víctima y los emails en los que directamente decía "que se la iba a llevar por delante", que no iba a quedar de una pieza", "que él acabaría en Alhaurín (por la cárcel) pero tú te estarás pudriendo".

Y después de estas amenazas tan claras, van y le cambian la prisión por unas "clases de igualdad", que eran 25 y sólo asistió a 9.

La víctima había solicitado teleasistencia y se la denegaron "por defecto de forma".

El asesino, desde luego, es J.R.C. que la mató con un hacha y un cuchillo en plena calle, cuando regresaba de llevar a su hija al colegio, pero los cooperantes necesarios para el asesinato de esta mujer son los que le han dejado a él en la calle y a ella sin una vigilancia adecuada para prevenir una muerte anunciada.

El Gobierno restringió el servicio de teleasistencia en junio, envió una circular, firmada por el Delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente y la secretaria de la Federación Española de Municipios y Provincias, Isaura Leal, al Ayuntamiento de Málaga, diciendo que "no era posible incrementar el número de usuarias de teleasistencia" por lo que "las altas no serán efectivas automáticamente".

Hasta ese momento, como ha explicado la directora del Área de Igualdad de Oportunidades del Ayuntamiento de Málaga, Gemma del Corral, cuando el Ayuntamiento reclamaba el servicio para alguna mujer amenazada, se le concedía sin problemas.

Ahora, mientras siguen tirando el dinero en tantas y tantas cosas, lo han ahorrado en algo que acaba de costar una vida humana, han dejado a una niña huérfana, que ya nunca podrá crecer junto a su madre.

El asesino tenía orden de alejamiento y la incumplió, si ellos hubieran estado vigilando, esto no hubiera sucedido; si hubiera estado en la cárcel en vez de asistiendo a clases inoperantes, la víctima seguiría viva.

Donde tienen que estar los agresores es en la cárcel, y allí, si quieren, que les den todos los cursillos que deseen, pero lejos, siempre muy lejos de las posibles víctimas.

Y espero que no se les ocurra dejarle la patria potestad de la niña al asesino, porque son capaces.

Susana María Galeote, muerta por la desidia del Estado, descansa en paz.

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