jueves, 10 de febrero de 2011

SANTA MARÍA DEL AZOGUE



SANTA MARÍA DEL AZOGUE

Qué nombre tan hermoso, venga del mercurio o del mercado, el de esta iglesia de Betanzos, construida probablemente sobre una iglesia románica. 

Pero lo que viene al caso hoy es lo sucedido en un funeral celebrado ayer en esa iglesia. Se celebraba el funeral por la vecina Antonia Porcas, que había fallecido a los 63 años, y el sacerdote, Manuel Ares Faraldo, de 81 años, fue a dar lectura al Evangelio del día y pidió a los feligreses que se levantaran, precisamente los que estaban allí, en las primeras filas, eran los parientes de la difunta, claro.

Parece completamente surrealista, pero uno de los hijos contestó que no se levantaban, que estaban cansados. El cura contestó _anda y yo, con la edad que tengo y estoy aquí de pie, y vosotros no estaréis muy cansados si habéis podido subir la cuesta desde el barrio de la Ribera_

En vista de que no se movían, el cura abandonó el altar, se fue a la sacristía, se cambió y se fue a su casa.

Tuvo que salir otro cura (menos mal que los tienen de recambio) y sin mediar palabra terminó con la ceremonia.

Los parientes, su hijo Pablo, se justifican con que en los últimos días habían acumulado mucha tensión por la enfermedad de la madre.

El cura ha comentado por su parte que algunos aplaudieron su decisión y que estaba harto de verlos con las piernas cruzadas todo el rato. Añade que para él "era una cuestión de educación, pero que siendo un entierro, no quiso discutir, fue una pena porque encima el evangelio, era muy corto".

En la España profunda aún suceden estas cosas, pero la verdad, yo le doy la razón al cura, con 81 años y teniendo que aguantar ciertas cosas, es pedirle demasiado. Al menos comportarse con respeto, y el que no quiera, que no vaya a la iglesia.



Descanse en paz la difunta, que la pobre sí que no tiene culpa de nada.

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