sábado, 5 de febrero de 2011

EL CURA QUE ROBÓ EL CEPILLO


EL CURA QUE ROBÓ EL CEPILLO

Esto parece de una película de Berlanga, pero es real y ha sucedido en Riaza, Segovia, donde sus 2.462 vecinos no salen aún del asombro.  

El nicaragüense José Quintana, que venía ejerciendo de cura en el pueblo desde el pasado mes de septiembre, desapareció en enero con las recaudaciones acumuladas del cepillo parroquial y algunos objetos de propiedad del otro párroco, Javier Martín Arce, que ha denunciado lo sucedido al Obispado y en el Juzgado.

Los hechos están siendo investigados por la policía, primero para ver si dan con él y segundo para saber si realmente ha robado lo que se dice, y supongo que en tercer lugar saber si de verdad es sacerdote o les ha tomado el pelo durante varios meses. Lo mismo ni se llama Quintana, ya puestos.

De momento parece que el Obispado ha pedido al Vaticano que comprueben la validez de los documentos que el cura presentó en su día y que presuntamente le acreditaban como religioso ordenado.

Además de llevarse el cepillo, parece que tenía la costumbre de llamar a su país desde la casa de algunos vecinos, que han recibido posteriormente facturas bastante elevadas.

La cuestión es que ha oficiado algunos funerales y ahora en el pueblo se preguntan si, caso de no ser cura, estos pueden ser considerados como tales o pura comedia.

No puedo menos de pensar que nos tienen tomada la medida a la perfección en ciertos países, metemos en el sistema sanitario de la Seguridad Social médicos que no lo son, pero que se llevan años atendiendo a los pacientes hasta que se descubre el caso, a otros los metemos a sabiendas de que no tienen ni el MIR ni la homologación europea para ejercer aquí, pero la Ministra de Sanidad, ni se preocupa, total ella ha llegado a ese puesto sin saber de nada pues los demás tienen el mismo derecho; y ya lo que nos falta es poner a hacer de cura al primero que pasa por la puerta de la iglesia, porque no me cabe en la cabeza que un sacerdote, después de años de estudios en un seminario, robe un cepillo; que cometa pecados de la carne, puede, porque estamos hartos de verlo, pero por los cuatro cuartos de un cepillo parroquial, la verdad, cuesta creerlo. Aquí hay busilis (In diebus illis).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eran pocos y parió la abuela.
La manzana está podrida hasta el rabo.
Hasta me atrevo a decir que hacía las llamadas a estas señoritas angelicales, que confortan el espíritu.
Saludos
ka

Ishtar dijo...

Ya no nos extrañamos de nada. ;-)
Saludos.